WORTHAG
PRÓLOGO
Para empezar, es preciso aclarar (a quienes no me conocen tanto) que era un nerd. Pero nerd así heavy metal. Mientras mis compañeros de liceo estaban cuadrando para la rumba del fin de semana, yo estaba jugando rol con mis amigos monrólicos. Cuando ellos estaban en plena rumba, yo estaba en una maratón de Smash. Pero el grueso de mi tiempo se me iba en WoW.
Era un orco hunter nivel 70, bien verde y bien maldito. A los infelices de la alianza se les desfiguraba el rostro al verme llegar montado en mi kodo gigante. Para cuando me bajaba y aparecía mi fiel escorpión "Pepinillo", ya estaban corriendo; cosa que resultaba totalmente inútil, pues ya les estaba lanzando despiadados flechazos con mi deslumbrante arco etéreo del destino celestial irrevocable. Na guebonada de gallo.
Pero eso fue ayer. Hoy por hoy ya me dejé de esas vainas, sobretodo del WoW. Ahora juego dota, pero no me lo tomo ni un poquito en serio. Me imagino que es algo así como cuando los fumadores tratan de dejar su vicio con parches y chicles de nicotina. Obvio que ni sumados les brindan el incomparable placer de intoxicarse con un buen jalón de Marlboro rojo. Bueno, así es lo mío con dota. Pero todavía me queda una cosa.
Y es el espíritu.
Eso sí que no cambia. Nerd de chamo, nerd por siempre.
I
Estaba doteando de lo más tranquilo en la vida el jueves a eso de las 10 de la noche. Los compañeros de clase me dijeron para ir a rumbear, pero estaba en el suelo. Me había gastado mis últimos 10 bolívares en churros y además estaba cansado porque me tuve que levantar temprano. Entonces era noche de dota. La verdad es que estábamos partiendo jetas a diestra y siniestra en la partida (estaba jugando con cochinomón, échenle bolas) y de repente se me apagó la laptop.
Tiene tiempo jodiendo así porque se recalienta, pero antes de apagarse, ella pide auxilio. Comienza a sonar waaaaaaaaaaaaaa, así tipo computadora burda de caliente, ustedes saben. Es mi deber como gamer profesional, salvarla y seguir pendiente del juego. Tuve que haberla alzado en el aire con la mano izquierda (para que los ventiladores la refresquen) mientras lanzaba el moquito (para lentear a los enemigos) a punta de clicks con mi experimentada mano derecha. La cosa fue que estaba muy concentrado en tirarle el moquito al maldito Zeús, y sin querer pase por alto el gemido exhausto del procesador pariendo una bola.
Siempre puteo cuando estas cosas me pasan, pero esa vez no me dio tiempo. La calma de la noche fue interrumpida por uno de los peores alaridos que he escuchado en mi vida. Fue un grito de horror, de verdadero pánico, y me perforó los tímpanos con una fuerza descomunal. El miedo disparó mi adrenalina fúricamente porque era claro que el peligro estaba cerca. El grito provenía de la sala, a escasos metros de distancia...
II
Me incorporé al instante, con un salto ninja. Bueno más que salto ninja fue salto de cagao, pero igual vale. Salí a trompicones de la habitación, esperando encarar la catástrofe apenas atravesara la cocina. En el cortísimo trayecto escuché otros gritos femeninos (de menor intensidad), y uno de ellos clamaba mi nombre de forma aterrada. Me detuve en el marco de la puerta y desde ahí observé atónito la situación. Las tres mujeres con las que comparto vivienda estaban paradas cada una en su respectiva silla del comedor, tapándose la boca con las manos. Gloria, la hija mayor (unos 32 años) me buceó descaradamente apenas me asomé. Fue entonces cuando me di cuenta que estaba semidesnudo, cubierto solo con mis boxers de Tiger. No es que esté muy bueno ni nada por el estilo, pero siempre he pensado que Gloria me ha tenido queso, aparte que se nota a leguas que está necesitada. Pero uno tiene límites vale, tampoco así.
Me medio cubro con la puerta y ni siquiera me dieron chance de preguntar:
-MÁTALAA!!!!! -gritó María, la hija de mi edad.
-ES HORRIBLE, INMENSA!! -intervino la casera.
-AYYYY NO VALE QUE MIEDO!!! -agregó Gloria.
Entre los gritos, los nervios, la cagazón y la gorda que me buceaba, me hice un ocho. Pero no existen muchas cosas capaces de poner a tres cuaimas de semejante categoría pidiendo cacao. Cucaracha, fue lo primero que imaginé.
-Pero no griten vale, dónde está? -"Pajuas todas, escandalosas, exageradas" pensé.
-AHHHHHHHHHHHHHHHHH
-NO SÉÉÉÉÉÉÉ
-MÁTALA!!!!
-POR ALLÍ!!!!!!
Ya me empezaba a doler la cabeza con los gritos, que aparte tenían el atorrante acento maracucho. Recorrí con los ojos todo el suelo y paredes y nada. Prendí la luz de la cocina y revisé y nada.
-Por allí donde vale?? -"Siguen gritando y se las lanzo a la cara"
-NO SÉ NO SÉ!!
-ES HORRIBLE CHINO, HORRIBLE!!
-ES INMENSA!!!
-No bueno pero ya se fue, no griten.
Y entonces la ví. Atravesó el pasillo al otro lado del apartamento a la velocidad del rayo. No entendí bien que clase de criatura era pero definitivamente no se trataba de un insecto. Era una cosa negra del tamaño de un poodle pequeño. Fue directo al baño. Les imploré silencio a las mujeres con el índice en la boca y me dirigí hacia allá. Mientras caminaba, sentía la quesuísima mirada de Gloria en mi espalda. La puerta del baño estaba entreabierta, y por los ruidos, intuí que la criatura se estaba divirtiendo muchísimo con el pote de basura. Cerré la puerta sin mirar hacia adentro. Esto no era un trabajo apto para Juan Luis.
Pero sí para el hunter más temido de Durotar.
III
Me abordaron cuando me devolvía a mi cuarto."Está encerrada en el baño, ahorita la mato" dije con total seguridad en mí mismo, y con la voz más macho alfa que mis cuerdas vocales permiten. Me alejé de la sala ensanchando la espalda y sacando el culo para que Gloria vaya bien. "Tú sí eres marico vale" me dije, mientras me reía en mi cuarto. Pero me puse serio enseguida, tenía una misión que cumplir. Era hora de prepararme. Pantalones militares, por supuesto. Las botas de seguridad, obvio. Qué franela?? Sin franela chico, tú eres marico??? Los machos de verdad andan por ahí desparramando testosterona por los cuatro costados. Sin franela entonces, claro. Arma melee?? Palo de escoba. Arma de Rango?? Baygon. No hay??? Glade toque, es la misma vaina. Escudo??? Escudo es para jevitas, soy un hunter.
Llegué a la sala totalmente equipado y con la determinación tatuada en el rostro. Gloria estaba babeándose, mientras que las otras dos pensaban lo mismo que hubiera pensado el resto de la humanidad: Que carajo más ridículo. Pero Worthag, no hace caso a los comentarios de la plebe. Worthag caza. Al llegar al baño, pegué la oreja a la puerta. Los ruidos seguían. Abrí con suma cautela, apuntando el Glade al piso, y entré. El enemigo había destrozado el lugar. El suelo estaba minado con botellas de champú rotas, jabones por la mitad, papeles, toallas sanitarias, tampones, afeitadoras, pasta dental y cepillos. La misma papelera estaba rota. Y se movía.
Cualquier mortal hubiera reventado el plástico viviente a escobazos hasta dejarlo inerte, pero eso no es digno. Worthag tenía que conocer a su adversario. Levanté rapídisimo el plástico con la izquierda mientras apuntaba de cerca con mi rociador venenoso de la muerte. Y observé a mi némesis.
Una rata HUGE. Totalmente negra y gorda. No olía mal ni estaba sucia, simplemente era muy grande. Tenía dos elementos perturbadores. Uno era la cola larguísima, rosada y letal. Lo segundo y más intimidante era la mirada. Era tuerta la muy bastarda, y el único ojo que tenía era de un amarillo penetrante, como el de la tipa de National Geographic. Morgana (así bautizé a mi enemiga, porque decidí que era hembra) ni se inmutó al verme. No atacó, no se defendió, nada, simplemente me ignoró y decidió comerse lo que quedaba del jabón. Su actitud francamente me desconcertó. Claro que podía matarla y ya, pero dónde quedaba el honor?? Soy un hunter, no un mercenario. Aparte que no me caía mal, solo era una rata gigante que andaba por ahí tripeando y comiendo cosas. Además era tuerta, lo que indicaba que la ha tenido difícil en la vida. Capaz tiene a sus hijos ratita esperándola, o una cita con un jevo, o qué se yo. Me senté en la poceta a observarla mientras se comía un cepillo dental. Al notar que la veía, me dejó el cepillo en los zapatos, OBVIAMENTE como una ofrenda de paz, y se fue a comer otro. Ahí fue cuando matarla dejó de ser una posibilidad.
"Te busco una cajita de zapatos, le pongo queso y te saco afuera Morgana, ya vengo"
Abrí la puerta tranquilo y conforme conmigo mismo, pues cumplí con el código moral de los hunters. Morgana salió volando y se metió en el último cuarto, que tenía la puerta apenas abierta. Me engañó la muy sucia. Ahora sí iba a conocer a Worthag.
IV
Agarré el palo con rabia y fue corriendo tras ella. A lo lejos escuché los gritos de la casera NO ENTRRESSS pero ya había entrado. Irrumpí en la habitación de Gloria con los ojos inyectados en sangre, dispuesto a matar a esa rata traidora. Pero lo primero que vi al entrar fueron dos tetas inmensas. Gloria se acababa de quitar la camisa y la agarré todavía con los brazos en alto. Dios mido, que tetas más grandes. No estoy diciendo que sean bonitas, que sean redondas ni nada, estoy diciendo grandes, ENORMES, con estrías y todo. Así como las de las pornos éstas todas guarras. Bueno, así. Y yo tengo límites pues, pero Worthag es un orco, y sus estándares son más bajos, y ésta loca te tiene ganas y...
-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! -Gloria.
-AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH -Worthag.
-GHIIHIKIKKIGHIGHI !!!!! -Morgana comiéndose el cable del televisor.
Focus Worthag, focus. Gloria ya se había tapado sus atributos y me recriminaba de sádico y loco, pero en cuanto vio a Morgana, subió a la cama y continuo gritando. Sin distracciones sexuales, Worthag embistió directo contra el roedor.
- QUE NO ENTRARAS TE DIJE VALE!!!! -Casera.
- QUÉ PASA POR QUÉ GRITAN???? AAAAAAAAHHHHHH!!!! -María.
- PAAAAAM!!!!! - El primer strike que impactó directo contra el mueble del televisor.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!! - Gloria, mientras saltaba y se le escaba un pezón.
Focus Worthag, focus, pero Gloria saltaba y sus senos rebotaban durísimo, así bien hardcore. FOCUS VALE!!!
- CHIKJICIHCHICHISTI - Morgana mientras se metía bajo la cama.
- VÍSTETE GLORIA, VERGA!!! AHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!- Casera mientras Morgana salía de la cama y le rozaba el tobillo con su cola letal.
- QUÍTENSE MIERDA!!!! - Worthag, mientras aguantaba el poderoso swing por culpa de las dos mujeres atravesadas.
El destello negro salió con prisa a la sala, y una vez en el centro, se detuvo. Me encaró, dispuesta a combatir hasta el final. Se paró en dos patas, y ya no era una rata de cloaca, sino Morgana, la reina de las bestias en su máximo esplendor. Bajo la luz blanca ahorradora de la misión bombillo, sus afiladísimos dientes brillaban cual Excálibur. Su único ojo mítico heredado de Sauron, anticiparía todos mis movimientos, a la vez que me cegaría con su fulgurante resplandor dorado. Pero yo no era un guebonote sin camisa y un palo de escoba. Yo era Worthag, el último legionario de Azeroth, leyenda entre leyendas, envainando la Froustmourne, la espada más trimardita jamás forjada.
La batalla fue espectacular y corta. Fallé los dos primeros espadazos, y ella contratacó arrancando un buen pedazo de mis botas de seguridad. Acto seguido intenté pisarla, pero me esquivó con sorna, como provocándome. Se escurrió bajos las sillas del comedor y cometí el terrible error de agacharme. Fui presa fácil de su emboscada, y me mordió la mano izquierda. Proferí un desgarrador grito orco ( el battle cry, por supuesto) y entré en modo Berserker. Me incorporé y con el muslo partí el palo de escoba por la mitad para tener un arma en cada mano(las mujeres observaban asombradas mi incomparable virilidad). Emanaba un aura de daño crítico y máximo attack power. Morgana salió por el otro extremo de la mesa y de un salto le encajé una patada que la estampó contra la pared. Estaba aturdida y con la panza expuesta. Era cuestión de rematarla con la parte más filosa de lo que alguna vez fue la Froustmourne. Levanté el brazo derecho para terminar con la contienda. Me daba un poco de pena, fue la rival más digna que alguna vez se me haya cruzado; pero se lo merecía, mira como me dejo la mano...
"Adiós Morgana" susurré, dándole al caso toda la justa parsimonia que merecía. Como sonido de fondo, escuchaba los inquitietantes gritos de las desperate housewives que observaban expectantes... MÁTALA, MÁTALA!!!! Recordé el coliseo romano y me sentí más macho y gladiador que nunca.
Parecía que todo había llegado a su fin, pero justo en ese momento se fue la luz.
V
Oscuridad total, desconcierto. Bajé la cabeza y ví un ojo amarillo, cínico y sádico. Cegador. Me aturdió, apenas medio segundo, pero fue demasiado tiempo. Cuando vuelvo a ver, el ojo ya había desaparecido entre las sombras.
VI
A la media noche, volvió la luz. La casera me regañó por no matarla rápido, por verle las tetas a su hija, y por dejar que la rata escapara. La buscamos una media hora por toda la casa, pero no apareció. Me fui a dormir molesto porque no había vencido.
Me dio un insomnio bandera y a eso de las 3 am fui a la sala a servirme un vaso de agua. En la oscuridad, siento algo frío y húmedo en mi pie descalzo. No tuve que bajar la mirada para saber que era Morgana olfateando mis dedos. Sentí la herida de la mano y no quise imaginar el dolor si me llegaba a morder en los dedos del pie. Baje la mirada lentamente y ella la subió. Su ojo leyó mi mente como si fuera un libro abierto. Ella sabía lo que yo iba a hacer, y yo sabía que ella lo sabía.
Para cuando volví a la sala, ya me esperaba en la entrada del apartamento.
Le abrí puerta, la reja y el portón. Salió tranquila, respetuosa, sin prisa alguna. Cuando ya estaba como a 10 metros se detuvo, dio media vuelta para encararme y se paro en dos patas. Fue la última vez que vi un resplandor amarillo así, tan reluciente y profundo.
Adiós Morgana, susurré.
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