Hallowen. -Parte 4

Y eso debió ser todo. Así tuvo que haber terminado mi Hallowen, sin pena ni gloria, sencillamente otro más que sería fácilmente olvidado.

Pero no.

Me quedé como 20 segundos frente a la puerta cerrada con cara de imbécil. Obviamente boté piedra e insulté a Mérida por ser un pueblo de mierda donde la gente es floja y todo cierra temprano. Emprendí la retirada hidalgamente, orgulloso de por lo menos haber intentado salir y escapar un momento de esa condenada habitación, que se achica más y más con el paso de las horas.

No pasé bajo una escalera, ni vi a un gato negro, ni rompí un vidrio, ni nada estereotípico de la fecha, que sin duda me hubiera mejorado algo el humor, pero si me crucé con un indigente que tiene la barba más macho alfa de la historia de Venezuela. No le llega a Gandalf, pero deja a Marx pendejo. Ese mismo indigente una vez se intento colear en la cola de un cajero y cuando una señora lo increpó, se bajó los pantalones y se puso a exhibir el machete a toda la fila mientras gritaba algo de Chávez.

El tipo me pidió dinero pero me hice el loco y me fui, apurado. Bajando a la calle del viaducto vi a una pareja subiendo un carrito perrocalentero. Los vi pariendo, sobretodo al hombre, pues la mujer casi no hacía nada. No jodan vale, estoy cansado y de mal humor, pensé. Pasé de largo pero entonces me atacó ese remordimiento de conciencia que siempre tengo. Coño de la madre, vale.

-Buenas, quieren ayuda???

La caraja no lo pensó: Gracias mi amor.

Le di las guías y seguidamente embestí al carrito junto con el tipo. Esas vainas pesan oyó. Yo creí que iba a ser cualquier vaina pero no. Como a los 20 segundos de subida inmmamable ya casi no sentía las batatas. Lo peor era que el tipo era un gocho rosado chiquito y flaco y estaba inmutable, entonces lo tomé personal. En mi cabeza sonaba el soundtrack de Rocky y recordaba cómo tuvo que entrenar para pelear con Drago. Pero no podía más vergación, llevaba como 4 o 5 cuadras en subida y estaba jadeando.

-Paramos chuy?
-No vale, terminemos, falta mucho?
-No chuy, es aquí mismito.
-Tu eres chino chuy?

No estaba de humor para molestarme o explicarle que los peruanos son achinados.

-Sí, de Battousai.
-Dónde?
-Battousai Himura, una provincia china famosa por sus ninjas.
-A la gran puta, oíste Jenni? tiene familia ninja.

Jenni, medio gordita ella, nos seguía el paso a duras penas, pero se unió rápidamente a la conversación.

-Baaa sieeeeee, y todavía hay ninjas o qué?
-Sí, lo que pasa es que ...POOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOKOTOSHHHHHH HHHHHHHHHHHTRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR PUM PAM WAO KASHIN

La madre de los huecos. El hueco mas grande de toda la cordillera de los Andes está en la avenida 4 del centro de Mérida, a la altura de la calle 22. El carrito encayó en el pavimento con una violencia tal que salieron panes volando, salsas, bolsas, papel, todo. Y adivinen qué más?? Qué me tuvo que caer a MÍ encima??? vamos, no es tan difícil, no es que haya muchas vainas en un carrito de perros calientes. Exacto, eso mismo.

Aceite.

En mi precioso pelo y mi suéter favorito. HOW AWESOME IS THAT??????? Podría jurar que vi el viscoso líquido amarillo en el aire, resplandeciente bajo los faros de la calle, dirigiéndose en slow motion (de forma muy cinematográfica, en serio!) hacia mi persona. Cuando salí de mi casa era Bourne y ahora era un chino de Battousai lleno de aceite. En algún punto de la noche, las cosas se salieron de control.

Estaba tan pero tan cansado que no quise molestarme, quería llegar a la casa, bañarme, dormir y faltar a filosofía la mañana siguiente. Los ayude rápidamente a levantar las vainas y a sacar el carrito del hueco del mal. El destino del carrito estaba apenas a media calle del lugar de la catástrofe.

-Mil gracias amor, mira como quedaste!
-Sí chuy, gracias en serio. Cuando quieras pásate por el negocio y le brindó unos perritos.
-A la orden, yo me paso un día por los perros.

Me alejé unos cuantos pasos; me encontraba aceitoso, cabizbajo, fastidiado, maloliente y cansado cuando el tipo me aclaró entre risas, sin mala intención.

-Pero de éstos perros no? No de los que ustedes comen.

La verdad es que no pude evitar reir.