Navidad. -Parte 2

Wilfredo es un tío de cariño. Es un gordito peruano cómico que usa camisas abiertas hasta la mitad del pecho y siempre dice "tranquilo muchacho" por cualquier cosa. También le gusta sazonar sus cuentos con frases mal dichas como "Y de un de repente". Vive con su esposa, mi tía Rosa María, que es igualita a Victoria Ruffo (ésa misma, la de televen) solo que más gorda. Son mi única "familia" de Caracas y la verdad no somos tan cercanos, pero yo les guardo especial cariño, en especial al tío Will porque en un cumpleaños me regaló un DVD edición especial de Godzilla, hace ya muchos años.

La tarde voló, y antes de darnos cuenta ya estábamos embalando la mercancía para irnos a casa. Es un trabajo muy fastidioso y cansino, pero entre los 3 terminamos relativamente rápido. Cuando llegamos al hogar, mi papá le dio su regalo a Scooby de una vez (un hueso gigante con supuesto sabor a tocineta), porque pobrecito, iba a pasar Navidad solo. Lo bueno es que como está viejo y sordo, simplemente duerme inmutable ante los frenéticos fuegos artificiales.

Se repitió el afán de la mañana por llegar puntual. Yo me vestía oyendo un tributo a la salsa colombiana y eso por algún motivo molestó a mi papá. Mi mama demoraba y elegía su vestido bailando y Scooby disfrutaba montones royendo despiadado su hueso y todos se divertían menos mi padre porque si hay algo en el mundo que le arrecha es la gente impuntual. Me apuré porque era Navidad.

Llegamos con regalos en mano, saludamos y me presentaron a un tal Chito, un señor peruano, amigo de la familia. Era un tipo de unos 50 y tantos, gordito, canoso y con un bigote muy gracioso. Me dio la impresión inmediata de ser el Óscar Yánez incaico. No pude estar más acertado.

El tipo no paró de hablar en toda la noche. Fue una de las vainas más impresionantes que he visto, hablaba de literalmente cualquier cosa, y prácticamente no admitía interrupciones. Cuando alguien acotaba algo interesante y planeaba extender su comentario, Chito se agazapaba, cual felino en plena caza, y aprovechaba la menor pausa respiratoria de su interlocutor para cambiar el tema o seguir en lo mismo, pero siendo siempre el macho alfa de la conversación. Chito cautivaba con su oratoria y tocó temas tan diversos como la homosexualidad de personas célebres (Ricardo Corazón de León fue el que más me sorprendió), la papisa Juana, la cagada que está poniendo Obama, la guerra fronteriza de Perú y Ecuador, Evo Morales y su ascenso al poder, la carga genética tan maldita que tenemos los venezolanos (descrita en un libro de Francisco Herrera Luque), entre muchísimos tópicos más.

Con Chito hablando, cenamos. Comí como un muerto de hambre, degenerado, glotón, angurriento, lambucio, malbañado, pero bueno, era Navidad. Devoré hallaca, pernil, arroz, puré, ensalada, pavo, pan de jamón y postre.

Llegaron las 12 y los abrazos y lo más importante: Los regalos.

Como soy el mejor hijo del mundo, le compré a mi padre la primera temporada de 24, y a mi madre 3 DVDs de conciertos (Leonardo Favio, Caetano Veloso y Roberto Carlos). A mi papá le gustó y a mi mamá le encantó. Mis tíos me regalaron con previa advertencia de Rosa María: "No sé si te guste, espero que sí porque eres todo un pavo". Abro la bolsita con un dije HORRIBLE con el símbolo zen de la inteligencia. "Adentro hay otra cosa pues Juan Luis!". Una pulsera de mierda inmensa, amarrilla y negra.

Gracias tía!! están muy chéveres!! exclamo, mientras me pongo la pulsera por primera y última vez. El dije ni lo abrí de su plastiquito para que mi mamá se lo regale a alguien.

Y fue el turno de mi papá. "Toma hijo, espero que te guste"

Una franela con un jaguar estampado. El año pasado yo me compré una de la misma marca, pero de un coquito mucho más genial. Mi papá fue por lo seguro y eligió el jaguar, a ver si me ahombro un poquito. El gato tiene una pata amorfa, pero pues me gustó la franela, es mi estilo.

Y vino mami. "Con mucho amor".

Una colonia United Colors of Benetton. La cajita era azul con el perfil de una catirota bastante sexy. La abro, y el envase rectangular asoma una UCB en letras eclécticas, rosadas. Coño vale, mi mamá comprándome vainas metrosexuales, que raro. Me aplico un poco en la muñeca, froto a lo largo del antebrazo y huelo. Aroma dulzón pero muy rico. "Gracias mami!!" le dije, sinceramente.

Pero mami tenía una cara bien rara, la misma de antes, y los ojos clavados en la colonia.

- A ver papi, dice con voz temblorosa mientras acerca su nariz a mi muñeca engalanada.
- Está rico mami!
- Hijito me confundí...
- Cómo así?
- Éste es un perfume de mujer, el tuyo es igualito pero de hombre, se lo regalé sin querer a mi comadre.
- ...

No sé cómo describir la cara que puse.


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